El nombre del género tiene raíces griegas y significa frutos con pie, en relación a los llamativos pedúnculos carnosos que soportan al fruto en muchas de sus especies. El podocarpo pertenece a un género de coníferas ampliamente extendido por zonas templadas del hemisferio sur del globo, desde Tasmania y Nueva Zelanda, pasando por África hasta las latitudes más antárticas de Chile. El amplio reparto de esta especie ha llevado a pensar que el podocarpo existiera ya hace unos 200 millones de años en Gondwana, un primitivo supercontinente que formaba parte de Pangea y que al dividirse originó los continentes por donde hoy aproximadamente crece el podocarpo, incluida la India, donde actualmente existe una región con el mismo nombre de Gondwana en recuerdo de esa gran extensión originaria. En este sentido, los jardines del Alcázar se vislumbran como un laboratorio paisajístico donde a lo largo del tiempo han llegado y se han aclimatado especies provenientes de lugares lejanos, proceso que ha transformado al mismo, en una especie de arca vegetal, en un auténtico index planetaire, tal como afirma el paisajista y jardinero Gilles Clément.