Esta especie fue identificada por las exploradoras del IES Salvador Távora: Angela Algar Salas y Aldara Martines Bernal, quienes denominaron a los especímenes: Palmatus abanicus, llamándoles la atención que era una planta diferente a las demás por sus raíces, que podían verse, su tronco tenía estrías verticales siendo por abajo ancho y fino por arriba. Sus hojas parecían abanicos de color verde con tonos amarillos y sus frutos eran como racimos de uva, ordenados en zig-zag de color negro.

Especie originaria de Norteamérica, la washingtonia robusta, paradójicamente de tronco más fino que la filifera, también es una palmera ornamental que toma su nombre en honor a George Washington.

La presencia de la palmera, ya sea africana o americana, ha sido cuestionada y criticada por ciertos autores con criterio conservacionista, al asegurar que son producto de la moda orientalista y romántica del siglo XIX y comienzos del XX.